domingo, 14 de abril de 2013

¡Cuidado con la música! VII




Aurora 1

“Es decir, sabiendo que es imposible para él (Nietzsche), como filósofo, apartarse del concepto, adopta una perspectiva musical para poder conformar su idea”.Gustavo Varela

En el libro Aurora, que surge luego de la ruptura con Wagner, podemos encontrar varias referencias a la música, si bien trata mayormente de la moral. Las referencias se podrían encadenar por cómo las va trabajando, donde se habla de imitación de sentimientos, de fuerza sugestiva, de simpatía, de temor. Por eso propongo en principio esta interrelación de referencias y luego encarar otro texto donde se sintetizará la relación con Wagner.
         Pasemos al primero. Una de las referencias es la que surge en el §142, donde dice:

“La música es lo que manifiesta más claramente cuál maestría poseemos en la adivinación rápida y perspicaz de los sentimientos y en la simpatía, pues si la música es la imitación de una imitación de sentimientos y a pesar de lo que hay en ella de lejano y vago nos hace participar todavía de esos sentimientos con mucha frecuencia, poniéndonos tristes sin motivo verdadero de tristeza, como los locos, sencillamente porque escuchamos sonidos y ritmos que recuerdan de algún modo la entonación y el movimiento de los afligidos o lo que éstos acostumbran a hacer. De un rey danés se cuenta que la música de un trovador le produjo tan belicoso arrebato, que levantándose del trono mató a cinco personas de su corte que junto a él se hallaban: allí no había guerra, ni enemigos, ni cosa que lo pareciese, pero la fuerza sugestiva de la música, retrotrayendo el sentimiento a su causa, fue lo bastante violenta para sobreponerse a la evidencia y a la razón”.

         Véase como todavía Nietzsche no logra desprenderse del todo de cierta concepción de la música, y ni siquiera toma a Schopenhauer en este punto que, en palabras de Gustavo Varela:

“Un poco más allá, la música, para Schopenhauer, el arte superior. Porque, a diferencia de las otras formas de arte, la música es una expresión inmediata de la voluntad en tanto no imita ni reproduce nada de la realidad sino que, de algún modo, la constituye. Podría no haber mundo y sin embargo, la música sería posible”.

O sea que la música no imita, sino que constituye la realidad.
         Pero es que en verdad “música” seguía siendo un sinónimo de Wagner.
        
En el mismo capítulo devela esta imitación de sentimientos afirmando lo siguiente:

“Si tratamos de averiguar cómo ha llegado a ser tan corriente esta imitación de los sentimientos ajenos, la respuesta no ofrecerá dificultades. Como el hombre es la criatura más miedosa de todas por su debilidad y su perspicacia, ha hallado en esa predisposición al temor la iniciación en la simpatía y en la rápida comprensión de los sentimientos ajenos”.

Entonces, es el temor el que predispone al hombre (y el temor como una esencia del mismo) a este abrirse a los sentimientos ajenos, para “conocerlos”. ¿Pero qué dice Nietzsche del temor en este libro? En el §309 dice:

Temor y amor.-El temor ha hecho progresar mucho más que el amor los conocimientos generales de los hombres, pues el temor quiere adivinar qué es cualquier otro ser que tengamos delante, qué sabe, qué quiere, y al engañarse correría un peligro o sufriría un perjuicio. En cambio, el amor se inclina secretamente a ver en otro ser todas las cualidades bellas y a elevarse todo lo posible: para él sería un placer y una ventaja engañarse; por eso lo hace”.

Con esta reflexión podemos ver que este amor es el narcisista, aquel que eleva al otro a la calidad de ideal. Y justamente eso, que es un engaño, es del mismo terreno que el engaño que sufrió por Wagner. Es Wagner mismo denunciado por generar ese engaño, que queriendo ir en contra de los ideales, termina fundando su música en un ideal, y en un ideal cristiano.
Para concluir, en el §250, titulado La noche y la música, podemos acercarnos a un elemento esencial para que la música se constituya como la viene elaborando. Nietzsche dice:

“En la noche y en la semioscuridad de los bosques sombríos y de las cavernas, fue donde el oído, órgano del miedo, pudo desarrollarse tanto como se ha desarrollado, gracias a la manera de vivir de la época de los terrores, es decir, de la más dilatada edad humana que ha existido. Cuando hay claridad, el oído es mucho menos necesario. De ahí el carácter de la música, arte de la noche y de la semioscuridad”.

Lo fundamental es que es por el oído, órgano del miedo, donde esto se introduce. Ya Frazer afirmaba que las primeras iglesias fueron los bosques, los sitios donde se podía vivir algo como sagrado. Es particular que justamente en estos sitios es donde el oído logra su desarrollo y agudeza. Piénsese también el cambio que significa en el mito de la caverna de Platón, donde del oído se pasa a la vista, y a su concepción de verdad.   
    Este libro, entonces, transita de los oscuro, de sus concepciones de Dionisio, a algo que realizará luego de dejar a Wagner, y a éste como el más sublime exponente de la misma.
Para entender de qué se separa musicalmente, dable es escucharlo en la creación de Wagner, su Parsifal (aunque este se estrene un año después del presente libro). 

Si querés escuchar el Parsifal, te recomiendo ir a: cuidadoconlamusica.tumblr.com, gracias

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