domingo, 28 de julio de 2013

¡Cuidado con la música! XXI

¡Cuidado con la música!

Así habló Zaratustra III

La canción del baile

Una canción de baile y de mofa contra el espíritu de la pesadez, mi supremo y más poderoso diablo, del que ellos dicen que es «el señor del mundo»”.
Nietzsche

   Unas muchachas bailan, Zaratustra se acerca con sus discípulos, parecen descubrir una bacanal. Ellas se detienen como si de un aguafiestas se tratase, pero él, rápido, transforma ese dios, dionisio -por el que las muchachas podrían bailar-, en un demonio y un amor. Y entonces canta...
   Canta a lo insondable. Pero le responden que sólo es insondable lo que, como el pez, no puede sondear: un pez en el agua de su lenguaje.
     Lo insondable se afirma más en lo mudable, salvaje, en una mujer, más que en lo profundo, lo virtuoso, lo ideal. Si se ve virtud en esto, no es más que el narcisismo tan conocido encontrado en el semejante (el propio claro, porque el narcisismo nada en el reflejo del espejo, en la superficie donde nadamos). Con este gesto ha cambiado también del señor a la señora, del dios a la mujer, y no a la diosa.
     Luego acontece una perla de la sabiduría: si no optamos por el saber, si simplemente alabamos lo insondable, sólo se encuentra yo, yo, yo. Y en eso creemos ver una verdad; y si tenemos un ego desmedido (o demasiado gusto por nuestra imagen), encontraremos La verdad.
    Ocurre esta división: para una, diosa, le cabe la creencia, para la otra, la sabiduría, se lleva algo bien con la verdad. Van de la mano una y otra, y esto nunca acaba, como el agua en la que el pez vive -en su pecera o en su océano. Sabiduría y verdad, sabiduría y verdad, y un largo e insondable etcétera.
Se entiende que lo insondable, en el pez que nada, es lo que siempre está más allá y, por lo mismo, en donde nada.
     La pregunta de este baile, la perla, lo que no me animé hasta ahora a contárselos, es esta (todo aquel que no quiera quedarse sin suelo bajo sus pies no la lea): ¿se puede vivir una vida sin encontrarse todo el tiempo con la creencia y la sabiduría; con el lenguaje como el agua el pez?

       ¿Cómo seguir viviendo luego de esto?
       El psicoanálisis tal vez pueda decirnos algo.

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