El viajero y su sombra 2
Las
frases fundamentales de Nietzsche sobre la música que surgen de este libro
podemos retratarlas aquí. Una dice:
§154: “Cuando volvemos a oír música, después de haber estado largo tiempo privados de ella, se nos pasa demasiado pronto a la sangre (…) y deja en el alma una embriaguez parecida a la de un narcótico (…) un estado de somnolencia y de deseo (…) obliga a absorber todo esto sin cesar, como un dulce brebaje envenenado”.
Lo que destaca el oír música como un
veneno, una embriaguez, un narcótico también… no por nada se anuncia “¡Cuidado
con la música!”. Pero no por estos efectos sino porque se pasa a la sangre, al
alma y genera deseo. Por eso podemos seguir como en concatenación con esta otra
reflexión del libro:
§160: “Casi todos los estados del alma y todas las condiciones de la vida poseen un sólo momento feliz. Y este momento lo saben descubrir los buenos artistas”.
Este magnífico pensamiento surge por la
noción de la música, ya que es en ella donde se podría vivir este momento feliz
en la angustia, la tristeza, la esperanza, el amor, o lo que quieran. La fuerza
de este pensamiento es fundamental en este punto: estados del alma y
condiciones de vida no excluyen un sólo
momento feliz. De esta manera se explicarían los extraños fenómenos en que
escuchando una canción, tristes como podríamos estar, esbozamos sin embargo una
sonrisa, dándole gracias al artista que pudo poner a disposición un tema que
cante nuestro inexplicable estado.
Esto también se engancha con otra
reflexión que describe lo que creo de la música: en ella el pensar se anula.
§167: “…mientras que sobre la música apenas si es posible pensar nítidamente”.
Con esto vamos tocando el tema de un
filosofar como música y no en pos del pensamiento.
Y con esta reflexión termino porque
termina el aporte de Nietzsche en este libro (El viajero y su sombra), y porque propone sin decirlo un tema
musical: Claro de Luna. En tono de infidencia, este tema me acompañó por más de
un año, todas las noches, como un mantra y un arrullo, algunas veces hasta el
alba, otras hasta la mitad melancólica de la propia oscuridad, pero siempre
dulcemente.
§169: Como amigo de la música.- A fin de cuentas, continuamos amando la música del mismo modo que amamos el claro de luna. Ambas cosas no quieren remplazar al sol, y sí solamente iluminar nuestras noches buenas y malas. Pero ¿no es verdad que tenemos, cuando menos, el derecho de reírnos y de burlarnos de los dos? ¿Un poco, cuando menos? ¿Y de cuando en cuando? ¿Del hombre como amigo de la luna? ¿De la mujer como amiga de la música?
Si quieres escuchar Claro de Luna, dirígete a www.cuidadoconlamusica.tumblr.com gracias
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