martes, 12 de marzo de 2013

¡Cuidado con la música! II


¡Cuidado con la música! II

De silencio y legado

“Los capítulos siguientes fueron seleccionados, no sin precaución de entre mis escritos anteriores -algunos que se remontaban a 1877-, acaso aquí y allá aclarados y, sobre todo abreviados. Leídos seguidamente, no dejarán duda ni sobre Richard Wagner ni sobre mí; somos antípodas los dos”.
Nietzsche en Nietzsche contra Wagner(1889)

Este texto que figura como epígrafe da perfectamente el tono de lo que vendrá: Nietzsche ante Wagner, y luego, Nietzsche por la música (una forma de decir después de Wagner también).
         Aunque desde el principio Nietzsche se ocupe de la música, una cosa es cuando esté ante Wagner y otra cuando la considera filosofía, o más bien, cuando su filosofía la considere música.
La interrogación sobre la música recorre toda la obra de Nietzsche, pero no es lo mismo. Podemos afirmar que sólo con Zaratustra, con su concepto de eterno retorno y la voluntad de poder, tendríamos al Nietzsche que filosofa como músico. Antes, sus elucubraciones contemplaban las de otros, lo que aquellos pensaban de la música; por eso toma a Schopenhauer y a Wagner.
         El texto, Nietzsche contra Wagner, podríamos decir que es el ante último escrito de su vida. Es que se ocupó de Wagner hasta el final porque así como lo amó lo odió.
Wagner además de ser músico era un teórico musical; con concepciones como “obra de arte total”, etc.; gran parte de sus elaboraciones se apoyaron en las nociones de la música de Schopenhauer (del que hablaremos en otra oportunidad), y es así que Nietzsche quiso ocupar el lugar de este, por eso se nutrió y escribió para provecho de ambos.  
         Pero cuando Wagner representó para él no ya la innovación, la creación, sino un engaño, una mascarada, una dictadura, lo abandonó. El texto de cruce, de ruptura, es “Humano, demasiado humano”.
         Al decir de Gustavo Varela, en su libro, La filosofía y su doble, Nietzsche y la música (libro que obviamente recomiendo si quieren acompañar todas las elaboraciones que propondremos):

(Wagner)“…parece afirmar la vida cuando en realidad sigue ofreciendo resignación cristiana. Por eso lo llama hechicero, porque engaña, justo con la música, que para Nietzsche es el ámbito en el que emanan los instintos más altos, el lugar de la belleza y no de la verdad, de la exaltación y no del disciplinamiento moral.
»Es decir, el caso Wagner es la descripción de una ontología moderna en la que lo bajo y lo alto están invertidos. Por ello su reconocimiento y su denuncia es una necesidad, porque es el signo de la seducción que tiene esta nueva metafísica enmascarada”.  

¿Pero qué filosofía representaba Wagner? ¿Qué pensar? ¿Qué le ocurrió a Nietzsche para transformar su legado en ruptura, en enfermedad? Nueva música para nuevos oídos.

Jaques Morelenbaum es un prestigioso chelista que ha grabado más de 700 discos, y sólo dos propios. Es que fue y es el arreglador de Caetano Veloso y de muchos otros. Sobre música entiende y mucho. Cuando se presentó en Buenos Aires en el 2012, ante un pequeño auditorio en el bar Notorius, provocaba para que hubiese silencio… pero no silencio estático. Tocaba nada, el inicio, la preparación, un golpe, dos, armónicos sueltos, deslizamientos, repeticiones inconclusas, toda una gran provocación para tentar al silencio. La música, decía, es el silencio… la música, decía además, es el legado. De pronto una canción tiene un tinte, un tono, una manera de otros, no muchos, reconocibles, y esa canción ahí es a la vez nueva, estilo nuevo, nueva cosa y legado. La música es silencio y legado.
         Me gusta como lo expresa Sergio Zabalza (compilado en el libro Esto lo estoy tocando mañana, música y psicoanálisis): “la música es el arte a través del cual los sonidos nos hacen escuchar el silencio de lo inaudito”.
        
Propongo entonces para este primer encuentro sacar todos los cañones y poner el “Himno a la vida” escrito por Nietzsche (sí, escribía música también), luego de la ruptura con Wagner, gracias a su otro amor: Lou Andreas Salomé. Son dos versiones, una, que no me gusta tanto, la pongo por la letra traducida, está hecha con la poesía de Lou; la otra es la que vale.
Y para que la cosa no sea tan trágica un temita de Morelenbaum, a quien yo amo. 

Para seguir la música, diríjanse a: cuidadoconlamúsica.tumblr.com, gracias. 

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